Por Mina Bevacqua // Coordinadora del Área de Investigaciones en Artes Performáticas
En el marco de las actividades del Área de Investigaciones en Artes Performáticas del Instituto de Artes del Espectáculo, el performer mexicano Marco Norzagaray coordina la Cooperativa escénica/procesos en cursos. El espacio se fundó con el objetivo de generar una red de acompañamiento para el desarrollo de proyectos escénicos/performáticos. Las reuniones se caracterizaron por desplegarse en dos planos: el de la creación y la producción técnica; entre uno y otro, el diálogo, la mirada y el espíritu colaborativo entre pares posibilitaron que todas las propuestas trabajen mancomunadamente para ser presentadas este año.
El próximo 22 de noviembre en el Centro Cultural Paco Urondo, cada proyecto se entrelazará generando una cartografía colectiva para desdibujar las fronteras geopolíticas e imaginar otros mapas y derivas, otros puntos de partidas. En esta oportunidad, conversamos con Justine Haye quien nos relata acerca de su trayectoria escénica, sus actividades actuales y el proyecto escénico con el que participó en la Cooperativa escénica.
Justine Haye es directora, actriz y docente de teatro. Nació en 1989 y estudió en Paris con Xavier Lemaire y Nicolas Lormeau de la Comédie-Française. En 2016 funda la compañía de teatro feminista la "Compagnie de la Biche Volante". Actualmente, vive en Buenos Aires donde sigue investigando sobre géneros y cuestionando el tabú de la violencia hacia las mujeres. En el marco del proyecto Tejiendo Redes, el 16 de noviembre de 2018, dirigirá lecturas dramatizadas de Gabriela Guraieb (México) en el Centro Cultural 25 de Mayo y del 27 de octubre al 1 de noviembre coordinará el workshop de Teatro del Oprimido con el apoyo de la Alianza Francesa.
Mina Bevacqua: ¿Cómo fueron tus primeras incursiones en las prácticas escénicas?
Justine Haye: Desde muy niña hacia teatro como hobbie. Al momento de elegir mis estudios dudé mucho pero al final opté por la carrera en Ciencias Políticas y Estudios de Géneros. Me encantó. Me permitió viajar mucho, incluso escribí una tesis sobre el acceso de las mujeres a la presidencia en América del Sur (centrada en las figuras de Cristina Kirchner, Dilma Roussef y Michelle Bachelet); pero el teatro siempre estaba ahí, llamándome. Cuando empecé a trabajar en una ONG me di cuenta que lo que quería no era hacer teatro de vez en cuando, sino que ese sea mi laburo. Además, entendí que no tenía que abandonar mis investigaciones sobre género, sino al contrario, que podía indagar más a partir del arte teatral. Así empecé los cursos de formación profesional en actuación en Les Ateliers du Sudden, dirigidos por Raymond Acquaviva, en Paris
M. B.: Acerca de tu formación también mencionas a Xavier Lemaire y Nicolas Lormeau de la Comédie-Française como tus principales maestros ¿cuál crees que fue el aporte de ellos en tus actuales proyectos escénicos?
J. H.: Una cosa muy importante que ambos me aportaron fue la noción de placer en el arte, que hay que hacer las cosas con seriedad pero sin tomarselas en serio. Son dos personas que desarollan un trabajo que admiro mucho pero que se la pasan delirando y jugando como niñxs. Me dieron muchos consejos muy pertinentes, sobre todo, diciéndome (a la vez) mis cualidades y mis defectos, dándoles la misma importancia. Particularmente, Xavier Lemaire me ayudó mucho como directora y Nicolas Lormeau como actriz.
M.B.: ¿Cómo se gesta la Compagnie de la Biche Volante?
J. H.: La Compañía se creó en 2016 alrededor de su primera obra Légère en Août de Denise Bonal (1971). La historia trata acerca de cinco mujeres jóvenes embarazadas que están encerradas en una casa, en una época donde el aborto no estaba autorizado en Francia y van a vender sus criaturas. Es una pieza muy fuerte, a la vez con mucha luz y humor pero que trata de temas difíciles como el aborto, la inmigración y el embarazo de menores. A pesar de que es un texto escrito en los años 70, el público se sorprende por la actualidad de su temática. La obra fue muy bien recibida pero también provocó muchos cuestionamientos que nos impulsaron a continuar. Esto fortaleció las ganas de enfocarse en problemáticas de género en las puestas de la Compañía y desarollar más interacciones con el público. Dado que tenemos una forma asociativa, con lxs distintxs integrantxs (quienes no pertenecen todxs al ámbito teatral) queremos fomentar también charlas y actividades lúdicas que cuestionen temáticas vinculadas al género. Entonces, en Paris organizamos, por ejemplo, una charla con directoras y dramaturgas que se llamó “Autoras, directoras, actrices: ¿qué lugar ocupan las mujeres en la creación teatral?”, fue super interesante. La obra fue presentada en distintos teatros y en marzo la vamos a re-estrenar en la ciudad de Coulommiers (Francia), ocasión para la que también estamos desarrollando un proyecto más global junto con alumnxs del liceo y la biblioteca municipal.
M.B.: ¿Qué fue lo que te motivó a venir a Argentina? Además de Buenos Aires, ¿trabajaste en otros puntos del país?
J.H.: En 2010, en el marco de los estudios en Ciencias Políticas y Género que cursaba, hice un intercambio en San Miguel de Tucumán. Durante ese año, también cursé teatro en la Facultad de Arte (UNT). La experiencia me encantó porque me proponía una forma distinta de hacer teatro, más centrada en lo corporal y las sensaciones. En Francia, el peso de los autores como Molière induce a un teatro más intelectual, más enfocado en el lenguaje. Me parece apasionante experimentar esas dos formas de hacer teatro.
Cuando regresé a Francia me quedó esta pasión por Argentina y, sobre todo, por el teatro argentino. En Paris donde trabajo veo muchas obras argentinas o directorxs argentinxs. Hay en el teatro argentino una locura y un entusiasmo que me cautivó desde un primer momento. Además, para mí, cuando viajas, en cualquier lugar que estés, hay algo en vos que se libera, que se relaja porque estás en una cultura diferente así que no tenés otra elección que inventar y adaptarte. Estar en otro país me abre la mente y me da más libertad y, por ende, más posibilidad de creación, por eso volví.
M.B.: ¿Qué actividades desarrollas actualmente en Buenos Aires?
J.H.: Soy residente de la Casa Belgrado, que es un espacio de creación, investigación y experimentación de prácticas contemporáneas artísticas vinculadas a la performance, las artes escénicas y sus posibles expansiones. Alli, del 27 de octubre al 1 de noviembre, doy un workshop de Teatro del Oprimido en colaboracion con la Alianza Francesa. Estoy muy feliz de este workshop. La técnica de Augusto Boal permite cuestionarse sobre problemáticas sociales y políticas, mediante un arte teatral a la vez muy sistematizado pero también accesible y lúdico. Tengo mucha curiosidad y espero con ansias ver cómo las problemáticas sociales de acá, que son muy fuertes y distintas de las francesas, van a ser habladas. Luego, en noviembre, dirijo una lectura dramatizada en el marco del proyecto Tejiendo Redes que se presenta en el Centro Cultural 25 de Mayo. Es un texto de la mexicana Gabriela Guraieb, que tras las palabras de una nena juguetona e ingenua, trata acerca de los femicidios en México.
M.B.: ¿Cuál fue el proyecto performático que trabajaste en la Cooperativa escénica y cómo se fue modificando en el transcurso de los encuentros?
J. H.: Mi proyecto se llama Simone(s). Es un unipersonal que cuestiona el tabú de la violencia de las mujeres, no de la violencia hacia las mujeres, más bien de las mujeres violentas. Una mujer está encerrada dentro de las miradas de lxs espectadorxs quienes, a su vez, están invitadxs a mirar y escuchar pero, sobre todo, a juzgar; el público es el juradx de este juicio. Simone(s) es un monólogo entre teatral y performático. Una mujer que se explica, que se justifica sobre sus pulsiones violentas y que nos cuestiona sobre la mirada que ponemos en las mujeres violentas en nuestra sociedad.
Empecé a investigar este proyecto en Francia y a confrontarlo con otros puntos de vista, que además fueran de otras culturas, y eso me hizo resignificarlo y avanzar mucho. En Argentina, la Cooperativa escénica me dio mucha confianza, mucho amor, mucha benevolencia. Creo que realizar un proceso creativo, sobre todo cuando se funda sobre cosas tan íntimas y profundas, es muy enriquecedor y apasionante pero a la vez puede resultar aterrador y difícil. Compartir con personas que atraviesen los mismos miedos y las mismas felicidades me ayudó muchísimo. Además, es muy interesante poder mostrar el desarrollo de este trabajo, que es básicamente solitario, en diferentes momentos del proceso de creación, sin necesitad de que este finalizado.
El work in progress de Simone(s) integrará el programa curatorial de
Pensar la intimidad/Compartir el cuerpo,
jornada performática a realizarse el 22 de noviembre de 18 a 21 Hs.
en el Centro Cultural Paco Urondo (25 de Mayo 217)