Cuerpos on line: una mirada desde la práctica

Por Dulcinea Segura, Jennifer Cerrotta, Iara Pavanello // Área de Investigación en Danza y Artes del Movimiento

Entre quienes trabajamos lo corporal: coreógrafos, bailarines, docentes de prácticas somáticas, profesores de yoga y un sinfín de actividades afines, surge la reflexión sobre cómo transitamos la cuarentena. Lo pensamos en relación a cuáles son los andamiajes que sostienen ahora nuestras investigaciones, es decir, si hay algo que se modifica, se amplía, si se transgreden las maneras habituales de pensarnos-sentirnos en nuestras prácticas. Por otro lado, nos preguntamos si es posible mantener los abordajes que toman como principio la escucha, el contacto, la presencia, en relación al trabajo con otres, al encontrarnos mediatizados por dispositivos tecnológicos. 

Estos interrogantes afloran en este período obligado de cuarentena, donde un virus amenaza cualquier contacto entre los cuerpos, las pieles, los músculos, las respiraciones, los besos, los fluidos. Pero… ¿qué es ser un cuerpo? Es sentir ¿Y qué es sentir? Es percibir, es registrar. Entonces, ¿qué es lo que registramos? La temperatura, el gusto de la boca, los olores, el peso, los apoyos, el sonido, el pulso, el movimiento del aire al entrar y salir de los pulmones, las diferencias entre el lado derecho y el lado izquierdo.

¿Cómo pensarnos frente a estas medidas de aislamiento como sujetos hechos de cuerpo y palabra que dejan de mirarse a los ojos, de escucharse nítidamente el timbre de voz, que ya no pueden tocar ni ser tocados? Es sin duda una medida que nos corta de cuajo, que actúa de manera radical en cuanto a las premisas que sostienen las prácticas somáticas y nos dispara a pensar (nos) otros andamiajes posibles, a replantear lo previo, lo ya dado.  

Respecto al tocar y ser tocado, Elina Matoso dice: “entrar en contacto es romper una distancia de representación de la imagen del cuerpo, que hace tambalear las nociones básicas de fusión y diferenciación. Rompe, por así decirlo, un espacio transicional entre mi cuerpo y el cuerpo del otre”.

Para quienes trabajamos con el cuerpo y el movimiento, nos resulta muy ajena la concepción de transmitir el lenguaje corporal a la distancia. El aislamiento social nos obliga, de manera repentina y sin previo aviso, a ingresar en el mundo de lo virtual. Sin perder de vista que uno de los mayores problemas de afrontar una clase online reside en las posibilidades de acceso a internet (lo que se prestaría a otro debate), podemos mencionar algunas dificultades que surgen en el nuevo modo de relacionarnos a través de una pantalla. 

Si pensamos en el espacio que tiene el cuerpo para moverse durante las prácticas, vemos que difiere mucho de los recursos habituales. ¿Cómo son ahora los movimientos en el ámbito reducido de una habitación? Un lugar que tiene muebles, pisos de diferentes materiales con distintas temperaturas y calidades, objetos como lámparas de pie, televisores, computadora, bibliotecas, etc. No sólo estructuran de un modo específico el recorrido y la arquitectura del cuerpo y el espacio, sino que también le abren una nueva perspectiva, una nueva percepción. ¿Cómo los incorporo? 

Por otro lado y de forma similar, la cotidianeidad de los movimientos ya no es la misma: intentos por no tocarse la cara, tapar el estornudo de una manera y anular otra -quizá un poco más naturalizada que la nueva-, evitar frotarse los ojos, controlar el impulso de despejarse el pelo, entre otros movimientos más.

En esta cuarentena nos encontramos con el desafío de hallar nuevas formas de relacionarnos, de interactuar desde otro terreno con otras herramientas, observar cómo nos percibimos y percibimos al otre, sin por ello perder el vínculo y la conexión. 

El trabajar obligadamente desde plataformas virtuales ¿es vivido como una posible manera de elaborar, de tramitar lo inesperado? ¿Se puede pensar como un puente transitorio? ¿Cuál es la representación mental del esquema corporal frente a la pantalla? ¿La construcción de la imagen corporal implica un posible camino paralelo de reparación simultánea o es una imposibilidad intransitable?

Sostener estos encuentros virtuales, si bien están lejos de reemplazar aquellas experiencias en vivo, donde se escucha y se siente hasta la respiración del otre, parecen indispensables para encontrar nuevas formas de vincularse en época de cuarentena. Son una manera de tener cierto contacto humano, de mantener despierto y activo al cuerpo, para que el aislamiento no genere la pérdida de manifestarse, de encontrar un momento y un espacio de expresarse y compartir, incluso entre cuatro paredes. 

Esta experiencia inesperada pone en juego lo vincular. En los casos en que esa interacción entre las partes es un hecho en sí mismo, es decir cuando “la intimidad” se ha consumado previamente, la práctica se sostiene bajo cualquier circunstancia, como si nos estuviéramos agarrando fuerte de la mano. Ahí hay algo que no se suelta, una trama que se sostiene y sostiene y que tal vez,  ayude de algún modo a transitar la contingencia y la vulnerabilidad del aislamiento, de la soledad. Y cuando no existe interacción previa, esa red puede construirse por la necesidad que tenemos, como seres humanos, de relacionarnos.                                   

Desde una mirada psicoanalítica específicamente freudiana, nos constituimos como sujetos a partir del deseo de nuestros/as padres/madres o sustitutos; desde esta mirada, todos los guiones con los que podemos fantasear no son más que variaciones, actualizaciones, cambios de escenografía y vestuario de un único guión. 

En el vínculo, aunque sea mediado por la tecnología, se ponen en juego deseos inconscientes que posibilitan el desarrollo de cualquier actividad que promueva la intimidad, como basamento y eje transversal de cualquier práctica somática. 

En el caso del trabajo corporal mediatizado por las plataformas virtuales, ¿qué es lo que se actualiza y cuál es el cambio de escenografía, vestuario, en ese nuevo vínculo que se crea?  

¿Podemos pensar en estas transformaciones en la corporalidad como un cambio de paradigma?