Segundas Jornadas Nacionales y Latinoamericanas "El Rock: Figuraciones De Una Extensa Hegemonía Imaginaria"

Primera circular

Universidad de Buenos Aires
Facultad de Filosofía y Letras
Departamento de Letras
Instituto de Literatura Argentina Ricardo Rojas

 

Primera circular

SEGUNDAS  JORNADAS NACIONALES Y LATINOAMERICANAS

EL ROCK: FIGURACIONES DE UNA EXTENSA HEGEMONÍA IMAGINARIA. 

Un abordaje multidisciplinario.

11, 12, 13, 14, 15 Y 16 de noviembre de 2019

 

Comité Académico
Eduardo Romano. Director del Instituto de Literatura Argentina Ricardo Rojas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Jorge Dubatti. Director Instituto de Artes del Espectáculo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Susana Cella. FFyL, UBA/CCC.
Oscar Blanco. FFyL, UBA.
Pablo Alabarces. CONICET/FSOC-UBA.
Jorge Monteleone. CONICET/ILH-UBA.
Oscar Conde. UNIPE/UNLa/UNA.
Mara Favoretto. The University of Melbourne, Australia.
Sergio Pujol. CONICET/UNLP.
Diego Madoery UNLP
Abel Gilbert. compositor, escritor y docente e investigador del grupo Territorios de la   Música Argentina Contemporánea (TEMAC) de la Universidad de Quilmes.
Mariano del Mazo. Periodista especializado en cultura popular.
Sandra Gasparini. FFyL, UBA.
Emiliano Scaricaciottoli. FFyL, UBA.
Pablo Shanton. Periodista y Crítico especializado en música popular.
Daniel Salerno. UBA/UNSAM/UNLPAM.
Norberto Cambiasso. UNQ/FSOC-UBA.
Gito Minore. FFyL, UBA.
Rolando Maradey. FHAYCS-UADER
Fernando Bogado. CONICET/FFyL, UBA.

Comité Organizador
Susana Cella. Departamento de Letras.
Oscar Blanco. Departamento de Letras
Jorge Dubatti. Director IAE
Erica Ferreyra. Departamento de Letras.
Daniel Salerno. UBA/UNSAM/UNLPAM.
Fernando Bonfiglio. Departamento de Letras.

Colaboradores del comité organizador
Nancy Gregoff
José Carmona
Daniel Talio
Inés De Lucca

 

Presentación:

El rock en Argentina y en Latinoamérica, en tanto discurso, en su acepción ampliada del término y en su producción como hecho artístico, nos sigue interpelando en la contemporaneidad. En la actualidad, la profusión de sus prácticas y la diversidad de sus estilos, que llegan a disolver los límites de una definición precisa, al cual el mismo objeto nunca quiso ser constreñido, intervienen e interceptan el plano artístico, social y político en una tensión siempre renovada entre la transgresión de sus propias formas y la denuncia de formas de vida opresivas sufridas en la cotidianidad, y la sumisión en la repetición de estilos consagrados en su especificidad y la enarbolación  de una enseña contestataria como mero gesto que termina por ser vaciado de sentido. 

Sin embargo, como ocurre con otros géneros discursivos o literarios, en el ámbito académico, el fenómeno del rock no tiene una focalización específica, o la tiene de soslayo, en los programas y currícula de los ámbitos universitarios de las carreras artísticas y de (para usar un término laxo) humanidades. Al igual que la crítica académica que, en la medida que constriñe el rock en el espacio de los géneros discursivos de masa (cuando no en el más aún elusivo de la “cultura popular”), queda siempre en el borde de la descalificación. Y no es que el rock no sea, como todo hecho artístico, como todo en el capitalismo, pasible de ser considerado como mercancía, como parte del negocio del espectáculo, parte de la maquinaria de la industria cultural; pero ese es solo un elemento; prioritario, es verdad, para algunas posiciones teóricas y críticas, pero puesto en invernación o no colocado en el centro de la reflexión para otros despliegues teóricos y críticos.

Quizás para el ámbito académico y su producción crítica, la dificultad radica,  además, en una cuestión espinosa: cómo abordar la complejidad específica del rock en tanto hecho artístico, ya que como toda forma musical que implique además la articulación de la palabra cantada, se conforma a partir de la intersección y de la cooperación de múltiples códigos; con el agravante, en el caso del rock, del despliegue de prácticas y espacios que son convocados para la realización de su producción, que van desde la puesta en escena desde el ámbito del recital, pasando por la grabación y la mezcla bajo diversos soportes de audio, el arte de tapa, hasta prácticas que se ubican casi exclusivamente en la instancia de recepción, como es el caso del pogo, el moshing o slam. 

El análisis crítico y específico de las formas de construcción del rock,  implica otras dificultadas ya que estamos en presencia de una performance, un acontecimiento inmanente y ontológico, es decir, multiforme, que se despliega en un plano lírico, en un plano sonoro, en un plano convivial, etc.; y al menos en el cruce con otros lenguajes como, por ejemplo, el video clip.

Por otra parte, pensamos la producción del rock en Argentina y en Latinoamérica como una singularidad sin negar las conexiones con las matrices extraterritoriales, pero las variables sociolingüísticas y territoriales propias son insoslayables ya que a partir de ellas es que el rock en nuestro medio ha construido y sigue construyendo sus genealogías y linajes que diversos procesos de transformación y adaptación constituyen como bagaje cultural y artístico con características propias.

Es innegable, después de dilatados procesos de captación, traducción y producción local, la inserción del rock en el mercado de los bienes culturales y simbólicos en Argentina y en Latinoamérica. Primero, quizás, como dispositivo de identificación identitario en sus comienzos sesentista y en su continuación setentista, pero después trascendiendo el mero espacio generacional para conformar una forma de vida imaginaria o no.

El rock “local” como género musical, como literatura (sus letras), como escena, como estilo se ha concebido, y en muchos casos se sigue concibiendo, como un lugar de resistencia o un imaginario donde el otro que quiere ser potencia un deseo: que él y los demás perciban la posibilidad de una vida diferente. Así, se deposita en el rock y sus prácticas la energía de la auto-transformación, del acceso a aquello de lo que se carece, en contra de las normas sociales, o en una tensión que se despliega solo en un hafter hours que termina por afirmarlas en ausencia, o en la presencia de la enconada oposición momentánea.

El rock implica una puesta en escena de un cuerpo y un despliegue en sus poéticas donde lo pasional y pulsional es corporal. La dicotomía cuerpo y alma (Body and soul) se disuelve, se licua como en los estudios sobre arte la oposición forma y contenido. El soul está localizado en lo corporal, y este no es cifra de otra parte oculta donde el cuerpo es solo su expresión, su efecto y su cifra. Pensemos, sin ir más lejos, las implicancias antropológicas del rock: nociones y problemáticas ligadas al cuerpo, a los fundamentos rituales o a las cavilaciones etnográficas y filosóficas, etc.

El rock como fenómeno cultural, hecho artístico y despliegue de diversas prácticas implica una pasión épica y ética, o la épica como toda ética en algunos estilos y poéticas rockeras. El margen ha funcionado y funciona como ficción de origen del rock desde su irrupción en nuestro país y quizás en Latinoamérica toda. Y esto implicó la más de las veces el despliegue de una utopía, que puede ser conservadora en la medida que no se trata de hacer despertar -concientizar- sino, algunas veces, en algunas vertientes del rock en constituirse en la pesadilla del sistema. 

Margen y utopía -en todas sus vertientes y diversidades- que se desplegaban en tanto imaginario y momentánea y efímera concreción en el espacio del recital. El recital funcionó y funciona todavía, en algunos casos, como una invitación a un ritual y feligresía pagana, otras veces como lugar donde poner el cuerpo en movimiento y sin censura o en otros como una zona de liberación donde, sin embargo, rigen códigos propios de identificación: las hablas y las prácticas de la zona. El recital convoca para articular otras formas de vida y denunciar al mismo tiempo la forma de vida que “te obligaban a llevar”. Una cultura del recital, y en el recital. Una convocatoria de oposición al sistema imperante. 

Pero hay un punto en donde el rock tomó un posicionamiento con respecto al mercado musical, al menos en nuestro país, y de nuestro momento o de los sucesivos momentos que su trayectoria le hizo articular. Confeccionarse o como el outsider o como el margen del establishmen, pero se ha constituido, al mismo tiempo, un establishmen del rock: la especificidad del mainstream, el panteón de los popes y de las rock and roll stars. Y el recital mismo -salvo los casos autogestivos- se presenta como una paradoja, en tanto se desnuda su otra cara, la del suculento negocio. Si el rock no se vende, el rock también vende, en la medida en que es también espectáculo y se convierte en un buen negocio. 

Quizás hoy estamos asistiendo a un momento de profunda crisis de un género que, como el rock, se imagina(ba) solamente transgresivo. La sombra de la integración ya no es una posibilidad futura, una práctica de apropiación por el poder preponderante o reservado a una parte de un rock complaciente. El rock como discurso transitó, ayer nomás, los caminos de un rock oficial y oficialista en Argentina, antes impensado como posibilidad.  

Por otro lado, en la medida que el rock implica la materialidad corporal como parte sustancial de la experiencia artística, es pasible en la contemporaneidad, como en otros discursos que antes fueron imperantes, la ruptura de la metafísica de un paradigma antropológico cultural que sostiene un modelo normativo, instrumental y sustancialista de identificación naturalizada con un ideal dualista que divide en “hombre” y “mujer” y excluye cualquier otra construcción de subjetividad al espacio del no sujeto, como enajenación, dificultad taxonómica, fuera también de los requisitos de la “verdad” del sexo. 

Asimismo, un activismo también impensado, el del colectivo #NiUnaMenos, las marchas multitudinarias del 8M y las marchas en Argentina por la legalización del aborto, ofició también un programa de denuncia contra las prácticas y letras machistas y patriarcales del rock, y una puesta en abismo de letras y gestos antimachistas de bandas y roqueros que, sin embargo, sostenían y sostienen, en prácticas arraigadas en el backstage, situaciones de discriminación y abuso sobre mujeres.

Además, el rock “local”, al menos en Argentina, es asediado y puesto en cuestión en una crítica a la conformación de su ficción de origen, lo que hace tambalear la construcción de su propia historia, que también es puesta en discusión y materia de debate; como pudo percibirse en las Primeras Jornadas Nacionales sobre Rock llevadas a cabo en noviembre de 2017.  

En relación con ese trasfondo y “horizonte de expectativas”, explayado más arriba, y donde el rock parece un espacio y una práctica social y artística puesta en crisis, es que proponemos estas Segundas Jornadas Nacionales sobre el Rock para abrir un área de reflexión y debate sobre su materialidad artística, sus prácticas en transformación y en vías de mutación, su dimensionalidad en los consumos de la cultura de masas, su desarrollo histórico en cuanto a hecho artístico, social y político, sus implicancias en la cultura en general, y el rol que desempeña en la cultura contemporánea en Argentina y Latinoamérica.

Creemos que el rock sigue siendo una traza, una huella, como significante en deriva que piensa sin pensar el tiempo y el mundo que el hombre habita, e imagina al mismo tiempo el futuro de ese mundo, sea como utopía o distopía (o acronía) en advertencia de un apocalipsis por venir y en el porvenir. 

Los recitales como instancias de manifestación del cuerpo expresivo y des-mallado implican una inmediatez tribal que se lee en la recuperación de esos espacios compartidos como fugacidad colectiva y en la 'imposibilidad' de narrar lo sucedido. Ante el requerimiento de lo vivencial como acceso a ese ritual y el letargo de los discursos del ayer (la actualidad es un discurso inmediato, una espera imposible en la palabra, todo pasa y pasa ya, el relato de la hora anterior caduca en una recepción que se evapora, que no espera) buscamos también preguntarnos y responder ¿cuál es el lugar que el rock mantiene en relación a los medios masivos de comunicación, a los impresos, los digitales, los independientes y a pulmón? ¿Puede aún la vivencia del recital, del ritual ser aprehendida en la crónica? ¿Hay lugar para el cuerpo que presencia, narra y transcribe la vivencia? Se abren entonces en torno a esto nuevos enfoques y posibilidades de la palabra y el relato para hacer entrar en crisis esta aprehensión o reivindicarla. La convocatoria se expande a editoriales, revistas digitales, medios independientes, fanzines, etc. 

Si la materialidad corporal es puesta como nunca en el centro de la experiencia artística roquera y del pensamiento sobre el rock, un objetivo de estas Segundas Jornadas sobre el Rock en Argentina y Latinoamérica es volverlas un espacio de reflexión y de crítica al hacer visibles todas aquellas formas que irrumpen en los imaginarios de las artes audiovisuales y de la literatura. Manteniendo, por lo tanto, de las Primeras Jornadas, el objetivo de conformar una zona de reflexión en torno a la literatura, la teoría y las artes audiovisuales (música, pintura, instalaciones, performances, cine, teatro, fotografía, videos) para explorar los paradigmas que hacen que en ellas se ponga en el centro el rock como fenómeno y práctica cultural, en el despliegue de su materialidad. Convocamos, entonces, en estas Segundas Jornadas, al igual que en las Primeras, al complejo fenómeno del rock en Argentina y en Latinoamérica para que pueda ser pensado y abordado desde las diversas disciplinas que puedan dar cuenta de sus prácticas.

 

Ejes temáticos: 

1. El rock como trazo del deseo.  
2. Rock en Argentina: importación, apropiaciones y circulación.
3. El rock latinoamericano y el rock en Latinoamérica.
4. Rock y política. Políticas del rock.
5. El rock como práctica.
6. Rock, comunidad y subjetividades.
7. Figuraciones contraculturales en el rock.
8. Poéticas y micro-poéticas en las letras de rock.
9. Rock y Literatura.
10. Rock y corporalidades en juego.
11. Del under al mainstream: un recorrido por los espacios.
12. El rock: una mirada histórica.
13. El rock y otros géneros musicales.
14. El rock como espectáculo, el rock en las artes del espectáculo (teatro, cine, danza, performance, títeres, artes liminales).
15. Las ficciones de origen del rock en Argentina y/o  en Latinoamérica.
16. Relaciones entre el rock y música progresiva.
17. La economía política del Rock.
18. La crítica de Rock.

Fecha de recepción de resúmenes.

La recepción de ponencias es hasta el 31/8/2019. Los resúmenes no deberán exceder las 300 palabras y deberán ser enviados a jornadasrock@gmail.com con la correspondiente ficha de inscripción de las Jornadas -que se encuentra en el final de esta circular.

Ponencias aceptadas

Una vez que el Comité de evaluación haya realizado la evaluación se enviará una notificación vía mail de aceptación a los inscriptos.  

Inscripción

Expositores extranjeros: U$D 50.
Expositores nacionales: $ 300.
Estudiantes de grado: no abonarán aranceles.

Sede: Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.

Contacto e informaciones: jornadasrock@gmail.com

FICHA DE INSCRIPCIÓN

 

Apellido y nombres: ......................................................................... 

Documento de identidad: ………………………………

Dirección postal:  ........................

Correo electrónico: .....................................

Teléfono de contacto:…………………………………

Inserción institucional: .........................................................................

Título de la ponencia: ......................................................................... 

Número de Eje temático de la ponencia: …………………………………… 

Expositor extranjero

Expositor nacional

 

RESUMEN – Palabras clave

(300 palabras y 5 palabras clave)