Por Rocío Villar // Integrante del Área de Investigaciones en Teatro y Artes Escénicas
Una de las capacidades más excepcionales que tiene el teatro es la de generar mundos allí donde hasta recién sólo había un espacio vacío. La presencia de un cuerpo en escena, la palabra y quizás algunos objetos, ya son suficientes para que la maquinaria teatral se ponga en funcionamiento y, en complicidad con los espectadores, el espacio se transforme adquiriendo nuevas dimensiones y temporalidades. Sucede entonces la presencia de lo efímero, la certeza de que esa función está destinada a terminar y que de ella sólo nos quedará el recuerdo y el relato que podamos construir sobre lo visto, oído y sentido.
La vida sin ficción, escrita y dirigida por Francisco Lumerman, se hace eco de todo esto y despliega el espacio a partir del cruce de diferentes lenguajes (verbal, icónico, audiovisual, cibernético, teatral) que dinamizan la escena y se potencian entre sí. Dos actores (Francisco Lumerman e Ignacio Gracia) y una actriz (Rosario Varela) interpretarán maravillosamente a nueve personajes que contarán tres historias entrelazadas que convergen en un video juegos (la capacidad del teatro de hacer creer que lo analógico es digital). La vida sin ficción es la historia de una novela de lectura fundacional para un grupo de amigos, es también un documental sobre lo que representó ese libro, una película y una obra de teatro que espera ser terminada. Es también la historia de los duelos y los recuerdos, de la muerte, los vínculos, la amistad y el poder de la palabra como constructora de relatos e historias a partir de los cuales nos contamos quienes somos y quienes son aquellos que ya no están.
Como una especie de libro troquelado en el cual al abrir una página nos encontrábamos con una tridimensionalidad que se expandía y nos invitaba a bucear en ella, la puesta en escena de La vida sin Ficción cautiva al espectador. Lo mantiene atento ante el dinamismo de unos paneles que son desplazados por los intérpretes de acuerdo a cada situación. Pueden ser soportes de imágenes o videos proyectados, ventanas o paredes, y logran articular cada una de las historias de manera efectiva. Todo está ahí, es un mecanismo abierto y transparente, pero al mismo tiempo, requiere de un espectador arqueólogo capaz de levantar piedras para ver que hay bajo la superficie, para descubrir las múltiples capas de sentido que van dando espesor y conforman este tejido en el que el texto, la actuación y la dirección se amalgaman en un todo orgánico.
El texto de Francisco Lumerman encuentra en la dirección de su propio autor un juego poético capaz de explorar en el sentimiento de pérdida con una humanidad que conmueve. Las destacada actuaciones de los tres intérpretes, con sus entradas y salidas de personajes, hacen que la continuidad entre cada escena transcurra de manera natural, como si todo fuera parte de lo mismo.
En palabras de Jorge Dubatti “Cuando más excepcional es el acontecimiento teatral, más sentimos la dimensión de la pérdida en el mismo momento en el que estamos viviendo el acontecimiento, y mayor es el vértigo de la vida que se escapa”. En este sentido La vida sin ficción es una obra que se desnuda ante al espectador de una manera sensible y sincera, que habita la pérdida como parte de la vida y lo invita a interrogarse sobre su propio presente.
La vida sin ficción formó parte del evento: Ciclo- Más Teatro y Fiesta De Teatro CABA 2023. Puede verse, en su segunda temporada, en Moscú Teatro los viernes a las 20:30 hs
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Dramaturgia: Francisco Lumerman
Actúan: Ignacio Gracia, Francisco Lumerman, Rosario Varela
Movimiento: Manuel Attwell
Vestuario: Betiana Temkin
Escenografía: Micaela Sleigh
Iluminación: Ricardo Sica
Realización de vestuario: Florencia M. Tutusaus
Audiovisuales: Nadia Benedicto
Música original: Agustín Lumerman
Diseño 3d: Mantrixa
Fotografía: Laura Mastroscello
Diseño gráfico: Laura Tavacca
Asistencia de escenografía: Guadalupe Borrajo
Asistencia de dirección: Manon Minetti
Asistencia De Escenas: David Subi
Prensa: Carolina Alfonso
Producción ejecutiva: Zoilo Garcés
Dirección de actores: Jorge Eiro
Dirección: Francisco Lumerman