Notas sinfónicas, libro de Sebastiano De Filippi

Por Luisina García // Integrante del Área de Investigación en Artes Musicales 

Este año 2020 se presenta atípico, impredecible e incalculable en lo que concierne a la labor creativa, artística y de investigación. Aun así, dichas tareas parecen no haber detenido su cauce y prueba de ello es la reciente edición del libro Notas Sinfónicas (Biblos) de Sebastiano de Filippi, director de la Orquesta de Cámara del Congreso, en Argentina. 

Director visitante de la Orquesta Sinfónica Nacional, la Filarmónica de Buenos Aires, la Nacional de Música Argentina, por nombrar algunas, De Filippi suma sus actividades como gestor, docente, jurado, escritor e investigador. Notas sinfónicas es su quinto libro y reúne una serie de comentarios que, en su rol de musicógrafo, escribió para los programas de mano de las temporadas oficiales 2013, 2014 y 2015 de la Orquesta Sinfónica Nacional, tarea que asumió a fines de 2012. La elección de estos años no es azarosa. Según el autor, se trató de un período de suma efervescencia en la actividad de la orquesta, con interpretaciones de obras significativas dentro del repertorio sinfónico. 

El libro posee una presentación, un prefacio y un prólogo: tres secciones escritas por diferentes miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional. La primera, a cargo del Director Emérito Pedro Ignacio Calderón, la segunda, escrita por el Concertino Principal Luis Roggero, y el prólogo, por el Programador General y Artístico Ciro Ciliberto. Los tres autores coinciden en lo que para ellos es la principal característica de los comentarios de De Filippi, aquella que los distingue de los programas más tradicionales: rebasar la mera “guía sinfónica” al contemplar textos analíticos, estudios de las partituras y ampliar la información disponible sobre las obras mediante los aportes musicológicos. El hecho de que el autor sea a su vez director orquestal favorece una lectura que acerca a los espectadores la experiencia de los intérpretes.

A diferencia de lo que se espera encontrar en publicaciones similares, el aporte original de este trabajo radica en recopilar comentarios de piezas que no provienen exclusivamente del repertorio sinfónico, como obras del género operístico, el coreográfico y el sinfónico-coral. Son también valiosos los comentarios sobre compositores argentinos modernos y contemporáneos, si consideramos que la mayor parte suele dedicarse a obras de compositores canónicos. Esto coincide con el énfasis especial que hace la Orquesta Sinfónica Nacional en la participación de compositores, directores e intérpretes argentinos. Desde su creación en 1948, este organismo asumió el compromiso de promocionar a músicos argentinos, de ofrecer su música al público interesado e involucrarse activamente en la tarea de educación y transmisión cultural.

La parte central de este libro se compone de los comentarios de cuarenta y cuatro obras de veintisiete compositores, ordenados alfabéticamente según el apellido del compositor. Encabeza la lista la nota sobre la Pasión según San Juan de Bach, seguida por las de las sinfonías 1 a 9 y el Concierto para piano y orquesta N° 5 de Beethoven (todas obras con una amplia tradición interpretativa en el terreno sinfónico). Siguiendo esta línea de compositores tradicionales europeos aparecen piezas de Brahms (la sinfonía N° 3 y el Canto de las parcas), de Bruckner (el Te Deum), de Haydn (la sinfonía N° 96), de Liszt (el Concierto para piano y orquesta N° 1), de Schubert (la sinfonía N° 9), de Strauss (la Sinfonía alpina), de Wagner (la obertura de Rienzi y el preludio y coro de Los maestros cantores de Núremberg) y de Carl Maria von Weber (el Concertino para corno y orquesta).

Igualmente conocidas son las obras orquestales de la escuela rusa que se incluyen en este volumen, interpretadas por la Sinfónica Nacional y consecuentemente comentadas por De Filippi en los programas. Nos encontramos con escritos sobre los Cuadros de una exposición, el preludio de Khovanschina y el prólogo de Boris Godunov de Modest Mussorgsky, el concierto para piano y orquesta N° 2 de Rachmaninov y la sinfonía N° 5 de Shostakovich. Se destaca el comentario de la obra Pedro y el lobo, de Sergei Prokofiev, en el cual De Filippi cambia el carácter de su escrito al tener como principales receptores a niñas y niños. La obra formó parte de una serie de conciertos didácticos donde el mismo De Filippi tomó la batuta y contó con Luis Pescetti en el rol de narrador. El comentario es predominantemente educativo, ya que el musicógrafo describe y explica a sus pequeños lectores qué es una orquesta, cómo se compone y cuál es la función del director y de los intérpretes. También en estas líneas, el autor cuenta la historia de Pedro y el lobo, concebida por Prokofiev como una fábula sinfónica para niños, donde, a través de la diversidad tímbrica de la orquesta, cada instrumento representa a un personaje distinto de la historia. Admirable comentario, que no pierde especificidad ni profundidad al adaptarse para el público infantil. En la representación de dicha obra, el programa de mano contó con una reproducción del libreto de Prokofiev con traducción a cargo del musicógrafo, que se proyectó en tiempo real a modo de subtitulado. Dicho libreto se incluye dentro de los apéndices de este libro junto con el de Edipo Rey, de Igor Stravinsky (también traducido por De Filippi). Respecto a este último compositor, otras dos piezas de su autoría aparecen entre los comentarios: las suites N° 2 y N° 3 de El pájaro de fuego, obra que catapultó al compositor a la fama mundial.

Otros contundentes ejemplos de la excelencia musical de la Sinfónica Nacional y de la acertada labor textual de De Filippi son los comentarios sobre las interpretaciones de la Misa de réquiem de Verdi, el concierto para violín y orquesta de Sibelius y el concierto para piano y orquesta de Edvard Grieg.

El aporte nacional se evidencia con la inclusión de obras de compositores argentinos como Alberto Williams, Alberto Ginastera, Astor Piazzolla, Juan Carlos Zorzi, Fermina Casanova, Osvaldo Golijov, Esteban Benzecry y Pablo Mainetti. Lo novedoso en estos comentarios es la mención sobre las trayectorias, formaciones y recorridos de estos compositores y de sus músicas, las cuales poseen en su mayoría un reconocimiento que trasciende las fronteras argentinas. De Williams se comenta la Obertura de concierto N° 2 y no es de extrañarse su alusión en este libro, no solo por la relevancia de la obra de Williams en el repertorio nacional, sino por la admiración de De Filippi hacia este compositor, manifestada en la frecuentación reiterada de su obra sinfónica. En una reciente entrevista organizada por la Academia Latinoamericana de Dirección Orquestal, el director comentó el asombro que en muchos países despierta a músicos y directores por desconocer una producción de calidad equiparable a los grandes compositores de música orquestal. De Filippi asevera en esa entrevista lo placentero que le resulta poder llevar la música de este compositor allí donde se lo permiten. 

Más conocidos internacionalmente son los nombres de Alberto Ginastera y Astor Piazzolla. Del primero, se incluye el comentario de las tres danzas del ballet Estancia, obra que junto con Panambí compone su producción coreográfica. Del segundo, su reconocida y ampliamente interpretada Fuga y misterio, de la cual se dice que fue escuchada en el arreglo del orquestador argentino José Carli. 

La misión inaugural de la Sinfónica Nacional y su compromiso con músicos argentinos no cesa; encontramos en estos comentarios, que en programaciones recientes se incluyeron nombres de compositores argentinos contemporáneos. De Juan Carlos Zorzi, las Variaciones enigmáticas y Tanguango, piezas sinfónicas de notoria riqueza sonora. De Fermina Casanova, una composición del año 2010, Capricho para violonchelo, piano y orquesta, pieza articulada en cuatro movimientos, referida como contenedora de variados materiales temáticos, climas y sonoridades, con momentos de virtuosismo por parte de los solistas (como es de esperarse en el género que aparece en el título de la composición). Noche de los caballos voladores, de Osvaldo Golijov, es detalladamente descrita por De Filippi, quien no omite información relevante sobre la trayectoria y las obras más significativas de este creador platense. Finalmente, un compositor argentino radicado en el exterior, Esteban Benzecry, con sus Rituales amerindios y Pachamama, obras que por sus títulos aluden a una estrecha conexión con el contexto latinoamericano y, de Pablo Mainetti, la Fuga parisina, pieza de lenguaje atonal cuyo título nos traslada a la capital europea.

Otros dieciséis compositores son mencionados en este libro, a propósito de los comentarios de la Gala Lírica. Allí encontramos obras que, a lo largo de toda una historia de la práctica interpretativa, se han independizado de sus contextos originales y pasaron a tener un significado como piezas de concierto. Preludios de óperas, arias, cavatinas, romanzas, barcarolas, habaneras, boleros, fragmentos líricos y canciones de compositores como Chaikovski, Rimsky-Korsakov, Rossini, Verdi, Bizet, Puccini, entre otros, son ilustradas de manera sintética en las últimas dos páginas que anteceden a los apéndices de este libro (donde, como se mencionó anteriormente, aparecen los libretos de Edipo Rey y Pedro y el lobo, más una concisa presentación de la Orquesta Sinfónica Nacional).

La información contenida en los programas de mano es importante y útil a los fines de las reconstrucciones históricas, de las investigaciones musicológicas y también de la conservación de la memoria. Como afirma Ciro Ciliberto en el prólogo del libro, el valor de este trabajo radica en su calidad de testimonio de la actividad que la Orquesta Sinfónica Nacional desarrolló en los últimos años. A la esperada información en alusión a los textos o libretos, al orgánico y a la duración de las obras, De Filippi complementa con indagaciones históricas sobre la recepción, los estrenos, con publicaciones y dedicatorias, análisis de la práctica interpretativa, características musicales, análisis armónicos y morfológicos y detalles de las estrategias y procedimientos compositivos, todos ellos datos sumamente valiosos para una apreciación informada de las obras. Es por ello que no duda en traer las voces de otros musicógrafos, directores, musicólogos e incluso biógrafos (como en el caso de Anton Schindler, el famoso biógrafo de Beethoven).

De Filippi cumple así con uno de los objetivos que se propone: convertir sus textos en una fuente de referencia para quienes los leen y, en muchos casos, una fuente casi única si pensamos en aquellas obras con una menor cantidad de interpretaciones. Una fuente de referencia donde prima la objetividad en la descripción y donde se intentan contemplar los múltiples bagajes que puedan tener quienes a ella se acercan, ya sean músicos, melómanos o simples aficionados e interesados por la música. Los comentarios que en este libro se reúnen constituyen un beneficio tanto para las obras como para sus espectadores. Las obras se revalorizan al ponerse nuevamente en los oídos del público, que ahora conoce sus contextos de producción, sus características musicales y los comentarios que de ellas se han hecho a lo largo de sus interpretaciones. Las descripciones permiten, en muchos casos, un acercamiento preciso al lenguaje musical de determinadas secciones o pasajes de las piezas. También, permiten acortar la brecha temporal y geográfica que nos separa de muchas de ellas, a través de las advertencias respecto a guiños y bromas que el compositor pudo haber incluido.

El destino que una obra puede tener en nuestra memoria musical, por no haber sido interpretada por largos períodos de tiempo, por haber tenido malos estrenos y por tal motivo no haber sido inmediatamente publicada (como es el caso del mencionado concierto para violín y orquesta, de Sibelius) puede cambiar, con su inclusión en las programaciones y con los comentarios que de ella se ofrezcan en los programas de mano. Celebremos la iniciativa de este libro, de sistematizar esta información y promover una lectura que escapa a los efímeros diez minutos antes de un concierto.

De Filippi, Sebastiano. Notas sinfónicas: un panorama del repertorio orquestal. Buenos Aires: Biblos, 2020, 174 pp. ISBN: 978-987-691-831-2