Por Jimena Cecilia Trombetta // Co-coordinadora del Área de Investigaciones en Teatro y Artes Escénicas
Sobre la vida de Judy Garland viene a la mente el Mago de Oz, la emblemática canción Over the rainbow, y por supuesto el film Judy con Reneé Zellweger, que trajo una visión más compleja que la edulcorada imagen de Dorothy Gale. Por su parte en el teatro No avestruz se amasa un acercamiento más feroz mediante la obra Proyecto Garland de Gerardo Grillea, Marina Munilla, en el elenco con la propia Munilla en la piel de Garland y Gastón Biagioni, y Leonardo Murúa en los roles de amante y doctor de la actriz sumida en la crisis de su vida. Ambos parte del ambiente que la merodea y la propia perversión de quienes parecen acompañarla.
La obra recorre, desde el tiempo de una Garland madura y al borde de la muerte, las causas de sus excesos, su vida de niña, la relación con su madre enmarcada en la voz off de Rita Terranova, el acercamiento a la Mayor Golden Mayer, el ingreso a protagonizar el Mago de Oz, el comienzo del consumo de anfetaminas para adelgazar y mantenerse en el set, los abusos sufridos en el ambiente y en el núcleo familiar, su ingreso al estrellato en confluencia con un desarrollo rapaz hacia las adicciones, las entradas y salidas del neuro-psiquiátrico, las caídas laborales, sus arranques.
En esa trama, el teatro aporta una vertiginosa transformación de los espacios gracias a los pocos objetos en escena que se transmutan entre su casa, el consultorio, el escenario, el set de filmación, el baño. Lógicamente, esto se logra gracias a la versatilidad actoral de Munilla y al acompañamiento a la par de Biagioni y Murúa, quienes recorren el cuerpo de Garland dando cuenta del manejo objetivo sobre la historia de Judy, por momentos convirtiéndola en marioneta de su historia o viéndola colapsar. No en vano parte del texto se ocupa de decir que Garland se adaptó a todo.
Por eso podríamos hablar de que el proyecto, o el objeto Garland, es funcional al sistema del espectáculo. Para afianzar esta idea la puesta retoma imágenes de archivo, propagandas que exhibe con frases donde Judy es un objeto de venta, un objeto a perfeccionar, a bajar de peso, un cuerpo afianzado solo en el concepto de prole. Es ella, niña, quien mantiene a su familia, y debe hacerlo adaptándose a todo tipo de explotación y abuso. A partir de allí se despliega la lucha de la artista que se evade en sustancias y pierde su subjetividad de manera constante no terminando de asumir ningún rol, ni el de madre Liza Minnelli, ni el de hija que llega a revelarse. Proyecto Garland, en este sentido invita a conocer la vida de la artista pero también a observar los mecanismos del sistema del star system hollywoodense.