Consideramos que este libro es un acto de justicia: recupera la memoria del CDL y de sus artistas, y lo homenajea en un contexto actual de olvido. Mucho les debe el campo teatral rosarino y regional contemporáneo a los esfuerzos de Moset y Tiberti. Ojalá este libro sea leído por todos sus teatristas. Un artista que conoce la historia del teatro de su pueblo, trabaja de otra manera, porque el conocimiento de la historia, en forma consciente o intuitiva, lo guía y estimula. El conocimiento de la historia genera, además, una valorización mayor de la propia actividad creadora: invita a pensar lo que se ha hecho y se hace en el día a día teatral, en tanto contribuciones a una historia del pasado inmediato y a una historia del presente, que con el paso de los años -tan rápidamente- se transforman en historia lejana. La investigación colabora para que sepamos qué es aquello que se perdió, qué es lo conservado, y así poder conectarlo con el presente y proyectarlo hacia el futuro. A través de estas páginas los hacedores del CDL regresan, como el fantasma de Hamlet padre, para recordarnos lo que aún está pendiente.
Fragmento del prólogo de Jorge Dubatti